Permite que el observar –ser testigo- sea rítmico.
Por tanto deja que sea un ritmo natural. Algunas veces te olvidas; eso es exhalación. Cuando te acuerdas es inhalación. Entonces se vuelve muy simple… muy simple, como el juego de un niño. Y cuando empiezas a disfrutarlo, olvido, recuerdo, olvido, recuerdo… y ambos son buenos, porque el olvido te da un respiro y un descanso-eso es necesario, te prepara otra vez para recordar.
Por tanto al caminar, comer, sentarse, simplemente observa, pero en un estado de ánimo lúdico con el cuerpo. Y lo mismo se tiene que hacer con la mente. Algunas veces siéntate en silencio, sólo observa. Y esa observación no tiene que ser con una mirada dura dentro-sino con unos ojos muy relajados. Uno simplemente está sentado, pasa un pensamiento-uno lo mira.
Osho, Darshan Diaries, “The shadow of the whip”, capítulo 8.